Pánico

¿Quién alguna vez en su vida no se ha sentido presa del pánico y del
miedo?, que aunque parezcan igual, son dos cosas totalmente diferentes. El
pánico es terror a su máxima expresión, es paralizarte de tal manera que ni la
fuerza más grande del mundo te mueve, el miedo es simplemente un deseo natural
de salir corriendo cuando desconoces que va a pasar o lo que esta sucediendo.
Quien diga que nunca a pasado por el miedo o el pánico, miente de la
forma más descara que existe; esto me hace recordar una anécdota de mi infancia
que aunque muy dolorosa me enseño que la vida es solo un soplo de aire que se
desvanece en un abrir y cerrar de ojos.
Tenía 5 años apenas, era un
crío, un niño común y corriente, con una vida que aunque bastante dura por las
cosas queme habían pasado, se podría llamar normal. El 30 de Diciembre de 1.986 a las diez y media de
la mañana, mi abuela, la que me había criado hasta entonces, llegaba del
mercado, venia de comprar las cosas para terminar de hacer las hallacas que nos
íbamos a comer para finalizar el año, recuerdo vagamente que se encontraba en
el lavadero y aquí en la casa estaba mi prima y su hermano, mi prima vivía con
nosotros y la consideraba mi hermana mayor, mi primo era la primera vez que
venia a la isla, estaba pasando las vacaciones de fin de año y contaba con solo
un añito de edad. Abuela, se fue a dormir porque se sentía mal, lo único malo
fue que nunca más despertó, yacía fría e impávida en su cama, recuerdo
claramente que mi prima salio corriendo para avisarle a un tío que acababa de
llegar a la casa, luego le avisaron a mi vecina, entre la confusión y el miedo,
entre a la habitación donde se encontraban los despojos carnales de la abuela,
estaba sudada de pies a cabeza, yo le agarre la mano y le hable y no
contestaba, allí me aterre y salí corriendo al cuarto de mi mama y me puse a
llorar desfrenadamente, luego recuero que llamaron a mi mamá, también recuerdo
a mi tío que salio con abuela en brazos y nunca más la vi, de verdad esto pasa
por una razón y la enseñanza más grande que me dejo ese ser tan grande fue que
todos vamos para el mismo lado, la tumba, aparte de eso me enseño a ser mejor
persona y más o menos ser lo que hoy en día soy. Mi Ángel de la guarda será y
siempre a sido ella, hoy en día aun recuerdo claramente que una vez me dijo,
“mientras me dormía en su regazo, tu eres el único ser que tiene tu vida en tus
manos, lucha, ríe, goza, llora, pero nunca le hagas mal a nadie, vive la vida
como rey, pero no te olvides jamás que siempre serás un plebeyo”. Hoy en día
esa es mi premisa y mi himno de guerra.

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